Cuentan que no hacen más de cuatro dias llego al
hospital un niño que tenía cuatro años y llego como esas galletas que veo
compartir a mis sobrinos en el parque…hecho pedazos.
Dicen las noticias que jugaban primos y
hermanos un gol regañado en una plaza de la franja de Gaza y de repente algo
convirtió el cemento en esquirlas cemento y de sangre; primos volando como
cometas rotas, y sí, una pena máxima, pero en medio del polvo y el humo nadie,
ninguna madre pedía penalti, solo se oían gritos de dolor, angustia y voces que
preguntaban al unísono “¿dónde está mi hijo?, ¿dónde?”.
Encontraron a Ahmed en
una azotea junto a su hermano y el primo de ambos, no sumaban 14 años entre los
tres. A Ahmed no le sirvió de nada llevar ropa interior azul de su superhéroe
favorito. El calzoncillito y los superpoderes no pararon la metralla.
Cuentan que también había un bebé de tres
meses muerto. Un neonato que si fuera nuestro cogeríamos como un jarrón de la
dinastía Ming. El pequeño Khaled, un bebe aún sin hacer, ya hoy, yace deshecho.
Y es que no sé mucho de política y
posiblemente tampoco de niños…pero veo y sé que cada día que pasa, cada jornada
una hornada de orcos israelitas mata una media de quince niños, generalmente lo
hace desde arriba o, la verdad, ya no sé si los mata o condena Hamas por
esconderse debajo…pero si son ellos los que luchan a mí que no se mucho de
política y tampoco de niños me parece salvaje, injusto que sean los niños cuya
única patria en un balón y una chuchería los que acaben desmenuzados como el
contenido de un sándwich.
Y es que no se mucho política y posiblemente
tampoco de niños pero recuerdo que a mí de pequeño me molaba cantidad morirme
haciendo el gamba pero solo un ratito nada más y luego levantarme, sacudirme
las rodillas y gritar alto, fuerte y riendo… pásala, pásala.
Leí hace tiempo y recordé hace poco que Yuri
Gagarin nada más ver la Tierra desde el espacio, quizá mirando a Oriente
próximo se relajo y sentencio “No se ve a ningún Dios y tampoco veo fronteras".